Una nueva realidad construida a golpes de esperanza.
Soyaló, Chiapas,
Febrero 13 del año 2000
C. Orbey Sánchez
Sánchez,
Presidente del
Comisariado Ejidal de Soyaló
C. Senadora Amalia
García Medina,
Presidente del CEN del
PRD
C. Dr. José González
Morfín,
Secretario General del
CEN del PAN
C. Dip. Ricardo Cantú,
Representante de la
Comisión Ejecutiva
Nacional del PT.
C. Lic. Armando Méndez
de la Luz,
Representante del
Presidente del CEN
Del Partido Convergencia
por la Democracia
C. Lic. Fernando Zurita,
Representante del
Presidente del CEN del
Partido Centro
Democrático
Compañeros Presidentes
de los comités estatales de los ocho partidos que integran la Alianza por
Chiapas
Compañeros Legisladores
estatales y federales
Amigos presidentes
municipales
Distinguidos dirigentes
de las organizaciones sociales presentes
Compañero César Chávez
Castillo
Coordinador General de
la campaña
Paisanas y paisanos de
Soyaló
Amigas y amigos que
vienen de los distintos municipios del Estado
Señoras y Señores.
Mañana hará un año que
en esta plaza y frente a ustedes, empecé un camino de másde
quinientos días en la búsqueda legítima de la gubernatura de Chiapas. Lo hice
en mi pueblo para someterme al escrutinio público de quienes me
vieron nacer y crecer y conocen mi origen. Ante ustedes propuse el proyecto de
la esperanza que nos rescate de la desesperación, la incredulidad y la
incertidumbre que ya invade a muchos chiapanecos. Sugerí algunas líneas
generales de trabajo para que fuera enriquecida con las ideas y los
conocimientos de todos aquellos chiapanecos que como yo, desean que las cosas
cambien para asegurar un mejor mañana para nuestros hijos. Este proyecto lo
ofrecí a todos los chiapanecos sin importar raza, credo, color, preferencia
política, generación o condición social.
Me propuse
recorrer el estado en busca de todos, de los partidos, de las
organizaciones y de los ciudadanos sin partido para proponerles una alianza
hacia las elecciones del año 2000. Lo hice de frente, sabiendo que trastocaba
intereses de quienes creen tener escriturado a perpetuidad el gobierno, el
destino y las ilusiones de Chiapas.
Hice el compromiso ético
de hablar con la verdad en busca de la unidad para la construcción de una
nueva mexicanidad chiapaneca que nos permita recuperar la conducción de
los procesos políticos y sociales en Chiapas.
Hoy, con mucha
satisfacción puedo informar a todas aquellas personas que desinteresadamente
han hecho aportaciones a este proyecto, que no somos los mismos. Hace un año,
llegamos a esta pueblo varias individualidades. Hemos crecido cuantitativa y
cualitativamente: ahora nos acompaña la fortaleza, la capacidad, la
experiencia, la infraestructura, la historia de lo más representativo de la
sociedad organizada de Chiapas.
En muy poco tiempo en
comparación con los años de enconos, de polarización, de abandono, de deterioro
de la capacidad de interlocución entre los actores políticos y sociales, hemos
logrado un propósito común con la más amplia unidad de fuerzas nunca antes
vista en la historia de Chiapas y de México.
La integración de ocho
partidos políticos, decenas de organizaciones sociales de Chiapas y la voluntad
de miles de chiapanecos no organizados ha sido posible porque cada uno de
nosotros hemos asumido nuestra responsabilidad histórica, hemos sabido
interpretar el deseo y el ánimo de la gente, y hemos sabido conciliar cada una
de las identidades con la necesidad del bienestar general.
Con esa orientación, el
8 de mayo de 1999, en un acto también de frente y con el pueblo,anuncié mi
renuncia al Partido Revolucionario Institucional. Me convertí en Senador
Independiente para continuar con los compromisos contraídos con la sociedad
chiapaneca y en especial con las comunidades más pobres con las que trabajamos
desde la legislatura. Mi definición política fue acompañada de la decisión
estratégica de no afiliarme a ningún partido con el objetivo de ayudar a la
unificación de las ideologías y las historias específicas que se han vivido en
Chiapas.
Cada uno de nuestros
pasos ha sido acompañado de acciones del régimen que ilusamente subestiman al
pueblo chiapaneco. Esta gesta no es de un hombre ni de unos dirigentes
políticos es de toda una sociedad cansada del gobierno de un partido que sólo
la ha sumido en la pobreza. Hemos visto campañas de desprestigio, ingerencia en
la vida interna de los partidos políticos, intentos de compra de líderes
sociales, boicot a nuestros actos de campaña tanto simples reuniones de
convivencia como aquellos actos de adhesiones colectivas.
Recursos públicos se han
invertido para ello. La infraestructura institucional, de gobierno,que pretende
garantizar la continuidad del PRI se empezó a utilizar desde el primer momento
en que entendieron el carácter irreversible de la construcción de la Coalición
Opositora que inevitablemente dará a Chiapas un gobierno de transición
democrática este mismo año. Pero los intentos del sistema han sido y serán
infructuosos.
En los últimos cuatro
meses pudo percibirse con mayor claridad el resultado de los cientos de horas
dedicadas paciente y esforzadamente en la restauración de la interlocución.
En ese proceso, el 24 de
agosto de 1999, lo Partidos políticos Convergencia por la Democracia y del
Centro Democrático se pronunciaron a favor de mi candidatura.
El 2 de octubre de ese
mismo año, de manera formal, el Partido del Trabajo realizó su asamblea estatal
para integrarse a la Alianza por Chiapas, aprobar una plataforma conjunta y
considerarme como su candidato a gobernador. El proyecto de la esperanza contó
con la participación de un partido de izquierda, con una amplia presencia en el
sector magisterial, con una experiencia significativa para un partido reciente
en las elecciones presidenciales de 1994.
El 30 de Octubre pasado,
la Alianza por Chiapas, tuvo una mayor configuración con la fundamental
determinación del Partido de la Revolución Democrática de incorporarse con una
candidatura de consenso.
El patrimonio político
del PRD, con su insoslayable trayectoria en la lucha social y política de
Chiapas, con la natural confluencia de una militancia heroica fogueada en la
izquierda y sus antecedentes unitarios, materializó la Coalición.
El 23 de enero de este
año, otra gran fuerza política concluyó sus definiciones correspondientes. El
Partido Acción Nacional, con su sólida presencia moral, con la experiencia
electoral que dan los años en sucesivas jornadas cívicas electorales, con su
disciplina para formar sus cuadros de gobierno, representantes populares y
dirigentes, enriqueció de manera contundente y dio los equilibrios necesarios a
esta Alianza.
Cuatro días después, el
Partido Verde Ecologista de México, también concluyó con los procedimientos
electivos internos para incorporarse a la Coalición y a la candidatura al
gobierno de Chiapas. Desde ese momento los planteamientos ambientalistas, de
conservación de la incomparable riqueza natural de un estado como el nuestro,
del conocimiento de la integración adecuada entre naturaleza y desarrollo,
nutrieron este proyecto.
A finales de enero del
2000, dos fuerzas políticas nuevas: el Partido de la Sociedad Nacionalista y el
Partido Alianza Social fueron determinantes para involucrar al más amplio
espectro ideológico en esta noble causa por la supervivencia del estado de
Chiapas.
Paralelamente, docenas
de organizaciones sociales, económicas y civiles se han ido incorporando a este
gran esfuerzo.
Hace un año no nos
imaginábamos que nuestros esfuerzos culminarían en la gran fuerza para el
cambio que somos hoy quienes integramos esta gran alianza cansados ya de tanta
injusticia, impunidad y violencia que nos han hecho padecer los malos gobiernos
priistas. Nosotros somos la síntesis de las luchas del presente, de las
aspiraciones que movieron a cientos y miles de chiapanecos que desde hace ya
casi tres décadas luchan cotidianamente por un verdadero cambio social en
nuestro estado. Sí, somos esa síntesis de lo nuevo que se ha forjado en ese
tiempo, una fuerza que todavía no termina de llegar porque se le ha negado los
espacios legales e institucionales y, por el contrario ha enfrentado cerrazón,
hostigamiento, apatía y violencia.
El año pasado hicimos un
largo recuento de nuestra historia y trazamos el rumbo a seguir. Hoy, es
conveniente actualizar el diagnóstico, los compromisos, recordar las tareas y
ampliar la convocatoria.
En estas últimas tres
décadas el viejo orden social ha sido derrumbado y pasa hoy por una crisis que
nos mantiene condenados a la violencia y a la descomposición social. Los viejos
caciques de “horca y cuchillo” forman ya parte de nuestro pasado, los que
todavía sobreviven son como siniestras piezas de museo que hoy tienen secuestrada
la soberanía y la voluntad popular de los chiapanecos, y utilizan nuestras
instituciones para ofendernos y pisotear nuestra dignidad. La ingobernabilidad
que hemos vivido a lo largo de las dos últimas décadas ha sido la condición
ideal para el saqueo de nuestros recursos y nuestros bienes y para una
vergonzosa relación de sumisión frente a la federación que cada vez con mayor
frecuencia, y cuando conviene a los propósitos del gobierno central, nos manda
regentes o delegados que han aprovechado muy bien para enriquecerse
escandalosamente con la complicidad de un legislativo realmente inexistente y
un poder judicial complaciente e inoperante.
Esta ingobernabilidad es
la principal causa del desequilibrio social y político, de la incertidumbre y
la corrupción en que navegan estos gobiernos circunstanciales, no nos han
permitido a los chiapanecos superar los desequilibrios regionales, propios de estructuras
económicas marginales, solo sujetas a los vaivenes de los intereses
transnacionales y a los mercados externos. No es un secreto para nadie que la
actual política económica ha condenado a la mayoría de los productores de
Chiapas, que son los maiceros, a una lenta y dolorosa extinción. El maíz, que
es no solo nuestra principal fuente de alimentación sino algo ligado a nuestros
mitos y leyendas fundacionales, está hoy en peligro frente a la amenaza de los
productores norteamericanos, esos sí protegidos por su gobierno.
Tenemos que impulsar una
nueva política, en donde impere no solo la lógica del mercado sino
fundamentalmente la urgencia, la necesidad de consolidar una economía que
primero mire por la satisfacción de nuestras necesidades de reproducción y de
vida, no de sobrevivencia, de vida plena, humana, en toda la extensión de la
palabra.
Por ello, es importante
que desde ahora pensemos en cómo vamos a superar el desequilibrio regional
de nuestra economía, en cómo vamos a lograr un verdadero desarrollo que ponga
por delante la riqueza humana de los chiapanecos, que mejore nuestra calidad de
vida. En este primer año de trabajo por construir una propuesta de cambio de y
para los chiapanecos he podido constatar que todavía padecemos problemas
agravados por el desatino de quienes nos han malgobernado. Una de las
principales es la de las comunicaciones causa no solo de aislamiento y
dispersión sino sobre todo de ese crecimiento desequilibrado e inequitativo.
Pero también es importante no solo en lo económico, lo es en lo social porque
ese aislamiento ha dado lugar a los localismos y regionalismos que nos caracterizan.
Cada pueblo y a veces cada región de Chiapas, y lo digo con el
mayor respeto, se siente y se piensa el centro del mundo. Por eso tanta
descalificación, por eso nuestras guerras entre pueblos - como aquella entre
Tuxtla y San Cristóbal de 1911-, por eso la intolerancia como aquella expresada
en los grupos autodenominados “auténticos”.
No se trata tan solo de
hacer caminos y carreteras porque nos faltan. Hay que pensar en el desarrollo
equilibrado de los pueblos y las regiones, no solo en los propietarios de las
empresas constructoras o en las elites económicas y políticas como ha sido
siempre. Solo así podremos comenzar a tender puentes de igualdad entre unas
regiones y otras. Sólo así, comenzaremos a combatir otro de los grandes males
de Chiapas: la injusta distribución de la riqueza. Por supuesto eso no lo es
todo, es apenas un eslabón, una parte del andamio que construiremos para que
por fin Chiapas y los chiapanecos caminemos de la sobrevivencia a la vida,
verdaderamente humana, para que pongamos fin no solo a la depredación y
explotación irracional de nuestros recursos naturales sino también de los
hombres y mujeres de nuestro estado.
Hemos encontrado también
un clamor generalizado contra la imposición: la falta de otros caminos, los de
la participación de los pueblos y los ciudadanos. Los chiapanecos ya no podemos
seguir siendo solo parte del paisaje, tenemos que tomar parte en todas las
decisiones, respetando las diferencias, las preferencias, tenemos que avanzar
construyendo consensos. Hoy la democracia no solo es posible es
condición de convivencia armónica y pacífica. Es garantía de la paz y el
respeto de los derechos humanos tan sistemáticamente violados e ignorados hoy.
Un gobierno democrático debe ser tolerante, incluyente y respetuoso del otro y
de los otros, los diferentes a él. Nuestra propuesta se fundamenta en una idea
de democracia no solo electoral sino cotidiana y por ello propongo desde ahora
una reforma política profunda que considere la incorporación de mecanismos de
consulta ciudadana como el plebiscito y el referéndum en nuestra constitución
local, así como la participación directa de las expresiones de la sociedad
civil en la vida política y social de nuestro estado. Solo así seremos
coherentes y consecuentes con las luchas de nuestro pasado reciente y con este
gran movimiento incluyente, plural y democrático que hoy conformamos.
Pero en los últimos
veinte años no solo han habido cambios sociales y políticos, en lo cultural
los pueblos de Chiapas han dado muestras de un vigor y de una creatividad cada
vez mayor. En lo material -que incluye a la mal llamada artesanía de los
pueblos indígenas-, el teatro, la danza, la música y otras expresiones del arte
y la cultura se expresa la pluralidad de nuestra cultura. Sin embargo, y pese a
esta importancia quienes ahora gobiernan las han considerado y tratado como
culturas de “segunda” y las instituciones de cultura han servido solo para
satisfacer egos aristocratizantes y estrategias de simulación, para favorecer a
plumas incondicionales y pensamientos oficialistas, más que a promover,
extender y difundir este renacimiento cultural que los chiapanecos venimos
desarrollando desde hace ya dos décadas. Hace falta crear verdaderas
instituciones que promuevan la diversidad de nuestras culturas. Sí Chiapas es
un estado pluricultural bien se merece instituciones de culturas, que
eso somos, un pueblo de culturas.
Pero no podemos aspirar
al desarrollo de nuestra economía, al establecimiento de un sistema y de una
vida democrática, al imperio de la justicia, al ejercicio de una verdadera
libertad y a ser ciudadanos en la exacta dimensión de la palabra si no
revisamos y desarrollamos una política educativa acorde con nuestros propósitos,
no elitista, masiva pero no masificada, gratuita incluso -y necesariamente- en
el nivel universitario, coherente con nuestras necesidades de desarrollo
económico, social y cultural. Que considere a la educación en su función
sociocultural antes que técnica y comercial porque nos interesa el desarrollo
humano de los chiapanecos y la educación, en todos sus niveles, debe ser la
primera trinchera de combate contra nuestros grandes enemigos: la ignorancia,
la pobreza, la impunidad, la intolerancia, la corrupción y la antidemocracia.
Si una condición para resolver nuestros problemas es el conocimiento de ellos,
debemos construir una sociedad que guíe sus actos por el conocimiento y luchar
porque seamos gobernados igualmente por el conocimiento.
Hoy, a 365 días de haber
comenzado nuestra lucha por el cambio, reitero mi compromiso de encabezar un
gobierno de transición que ponga los cimientos de la nueva convivencia. Un
gobierno que entierre a la vieja cultura política de simulación, autoritarismo,
exclusión, defraudación, corrupción e impunidad, y ayude a bien nacer lo nuevo
que estamos construyendo: un gobierno democrático, incluyente, plural y
tolerante.
Hoy ratifico también mi
profunda convicción de impulsar en los próximos seis años un gobierno de reconciliación
y paz, que afiance los lazos de hermandad entre chiapanecos y que no atice,
como se ha venido haciendo, el fuego de los odios y rencores entre semejantes.
Un gobierno que no estorbe la paz sino que sea un facilitador del diálogo, la
conciliación y la paz digna.
El próximo, no será el
gobierno de la revancha ni de la venganza. Como ya lo dije, no tengo agravios
personales, me agravia todo aquello que ha ofendido a los chiapanecos.
Me comprometo ante
ustedes, a luchar por el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés y a su
ejecución en el marco de la bilateralidad pactada por las partes que lo
suscribieron.
Me vuelvo a
comprometer como lo hice en la COCOPA y en mis diversas intervenciones en
la tribuna del Senado, a pugnar por establecer en la ley y sobre todo en los
hechos una nueva relación con las comunidades y los pueblos indios, que
responda a sus envejecidas demandas de justicia.
Hoy enfatizo mi
compromiso de conducir un gobierno de seis años, conformado con los mejores
hombres y mujeres que viven en Chiapas; un gobierno que maneje los recursos
públicos con celo, transparencia y responsabilidad en beneficio de los que lo
necesitan.
Hoy quiero también dejar
muy claro de una vez por todas para aquellos que desde trincheras bien
conocidas intentan revivir los fantasmas de una improbable e inadmisible guerra
religiosa: el próximo gobierno será promotor de la tolerancia, respetuoso de la
libertad de credos, defensor de la separación entre la iglesia y el estado y
profundamente secular.
Gobernaré, lo afirmo
categóricamente, para católicos y evangélicos, para quienes tengan otra
religión o para quienes carezcan de ella, sin preferencias y con absoluto
respeto e igualdad. Que no quepa la menor duda.
Hoy reafirmo mi
convicción de que sólo un gobierno con visión de futuro puede comenzar la gran
tarea de reconstrucción de Chiapas. Impulsaremos un proyecto de desarrollo de
largo aliento, pero atenderemos con diligencia lo que es prioritario: educación,
salud, alimentación, medio ambiente y la producción.
Amigas, amigos:
A 189 días de la gran
victoria, desde mi pueblo Soyaló, a todos los que voy a mencionar donde quiera
que se encuentren, les hago la siguiente convocatoria:
·
A las organizaciones sociales y civiles, a rearticularse y reavivar la
llama del movimiento social con el propósito de integrar un solo frente común
que apuntale la Alianza por Chiapas. Los convoco respetuosamente a impulsar la
celebración del Congreso Estatal de Organizaciones Independientes que defina
sus propuestas para el nuevo gobierno.
·
A los legisladores de la oposición representada en el Congreso del
Estado, a impulsar la creación de una comisión que vigile la aplicación de los
programas sociales para impedir que éstos sean usados como instrumento de
defraudación electoral.
·
Al magisterio democrático de Chiapas, a los médicos comunitarios
y a los maestros bilingües, a difundir en las poblaciones rurales y en
las comunidades indígenas la nueva cultura de Alianza, explicar su
conformación, sus objetivos y sus bondades; y en su tiempo libre participar en
tareas de capacitación política y electoral, para evitar el engaño, la compra
del voto y el desvío de los programas sociales.
·
A nuestros hermanos zapatistas, a sus bases sociales, a reflexionar en
lo costoso que ha resultado para el pueblo de Chiapas renunciar al derecho de
elegir. El precio de mantener autoridades carentes de legitimidad ha sido
pagado con sangre especialmente por las comunidades indígenas. Los invito
respetuosamente a debatir, a discutir, a deliberar democráticamente como lo
acostumbran, sobre la conveniencia de alentar por la vía de las urnas,
que un nuevo gobierno legítimo se establezca en Chiapas.
·
A todo hombre o mujer, para que de acuerdo con las facultades que nos
otorga la Constitución General de la República, de manera organizada y
pacífica, detengan a cualquier persona que sea sorprendida en flagrancia
entregando a nombre de un partido político despensas o recursos de programas
sociales, y lo ponga de inmediato a disposición de la autoridad mas cercana que
encuentre. El desvío de programas sociales para favorecer a un partido,
es un delito grave.
·
A los hombres y mujeres de Chiapas mayores de 18 años, a constituir
Comités de Apoyo a la Alianza por Chiapas, en cada barrio, colonia, ranchería,
paraje, ejido o centro urbano, para promover y en su momento defender nuestros
votos. Les pido que cada uno de ustedes se convierta en candidato y en cada
organización o grupo prive el espíritu de alianza.
·
A los Jóvenes y mujeres a sacudirse la indiferencia y ser parte de este
nuevo día. Ya no hay tiempo para observar, la hora de actuar ha llegado. Ya no
hay mañana, para Chiapas el mañana es ahora.
·
A los dirigentes, sectores y organizaciones del PRI, a que se
comprometan con el pueblo de Chiapas a mantener una contienda civilizada y
transparente, a contender con equidad y altura como lo que nunca han sido: un
partido político, y a dejar de actuar como siempre lo han hecho: como una
agencia gubernamental. Que ni se les ocurra violentar la voluntad popular
porque se van a encontrar con un pueblo dispuesto a defender con determinación
uno a uno sus votos. Convoco al PRI a no desaprovechar la oportunidad histórica
de entregar sin resistencia el poder que ilegítimamente detentan y que en las
urnas les vamos a arrebatar democráticamente de manera clara y contundente el
próximo 20 de Agosto.
·
A los hombres y mujeres de buena voluntad, a no dejarse engañar o comprar. A
los buenos priistas, a los priistas honrados que luchan por el cambio
pero que su esfuerzo se ve asfixiado por un partido que ni promueve ni quiere
el cambio, les decimos que las puertas de este movimiento están abiertas,
¡bienvenidos a la lucha democrática!.
·
A los medios de comunicación los convoco a tomar distancia del poder
ilegítimo, no de la realidad. A construir con todos la nueva sociedad
democrática que les permita hacer del periodismo un ejercicio de libres
conciencias. A comprender mejor que con ustedes el tránsito a la democracia
puede ser menos doloroso. Muchas gracias a los periodistas libres que
desafiando amenazas y hostigamiento nos han abierto durante este año de lucha
sus espacios a nuestra palabra.
Concluyo con la
siguiente reflexión:
A lo largo de estos
meses, a pesar de todos los obstáculos y contra todos los vientos y mareas
promovidos desde el poder, jornada tras jornada y huella tras huella, trazamos
sin atajos un nuevo camino por el que transitan nuestros sueños, nuestros
anhelos y transita sobre todo, nuestra verdad. No nos mueve, como aseguran
algunos, la codicia por el poder. Como alianza nos oponemos a la codicia y tan
no la queremos que el próximo 20 de agosto, a punta de votos, la vamos a sacar
de cada rincón y de cada pasillo de palacio. No lo dudo, que nadie lo dude,
estamos ganando ¡vamos a gobernar!
Nadie nos va a regalar
nada, estamos pagando de día en día y costo a costo el precio de la batalla
que ya estamos ganando. Ni ahora ni mañana nos podrán arrebatar lo
que por derecho de unidad y de mayoría nos corresponde; que nadie se deje
intimidar, los que se ostentan como los más, son y bien lo saben, los menos y a
los que nos descalifican de menos, somos en realidad los más.
El hartazgo en Chiapas
siempre ha sido mayoría, los menos que se han servido del poder lo han hecho
gracias a que por décadas nos dividieron diferencias, hoy esto ha
cambiado, estamos haciendo historia, por fin los más nos hemos organizado,
empezamos hoy pero venimos del ayer, no somos improvisados, tenemos nombre y
apellido, nos llamamos Alianza por Chiapas.
Somos una nueva realidad
construida a golpes de esperanza, nos hermana el coraje por nuestra
tierra y nuestra gente mancillada; nos convocó y convoca el reclamo y la
vergüenza de nuestras conciencias.
Somos los inconformes,
los que se han rebelado contra ese pasado estacionado y abultado que no pasa.
Nos disgusta el desgastado y desgastante discurso de siempre, nos fastidia lo
mismo, el uso y el abuso de un lenguaje que pretende disimular la tragedia y el
dolor de las venas abiertas de Chiapas.
Nos indigna que nos
tomen por tontos. ¿Con qué autoridad nos dicen ahora que es primero la gente
aquéllos que en Chiapas han tenido siempre a la gente en último lugar?
Los que dicen primero la
gente, ¿no son los mismos que nos han arruinado?
Los que hoy dicen
primero la gente, ¿no son los responsables de que ocho de cada 10 chiapanecos
vivan en condiciones de extrema pobreza, de que ocupemos el primer lugar en
analfabetismo, en desnutrición y en muertes por parto y por diarrea?
¿Desde cuándo para
ellos, es primero la gente?
Los que hoy dicen
primero la gente, ¿no son los mismos que con su complicidad criminal
consintieron las matanzas del Bosque y Acteal?
Para los políticos que
se definen como profesionales y que son responsables del desastre de Chiapas,
la gente nunca ha sido primero.
Por eso hoy afirmamos
categóricamente: para el Movimiento de la Esperanza la gente no es primero, ni
después, la gente ¡es siempre!
Porque no somos de los
que miran y no hacen nada, porque no somos de los que se quejan y no actúan,
porque no somos de los que se irritan pero no se mueven y porque sí somos
de los que se atrevieron a organizarse, a dar la cara y a empeñar sus ideales,
hacemos oír desde Soyaló nuestra voz.
Porque nos oponemos a
que los menos sigan lucrando con la dignidad y los recursos de los
hombres y mujeres de Chiapas, levantamos nuestra voz, la voz de la Alianza por
Chiapas que es la voz de la mayoría, la voz de la esperanza, esa voz les
advierte desde aquí, a todos aquellos que se obstinan en seguir viendo a
Chiapas como un botín, que este 20 de agosto
¡Vamos a ponerles un
alto!
Señoras y Señores:
Aquí ante el testimonio
nostálgico de la casa que me vio nacer, a unos cuantos pasos de la modesta
choza donde vivía doña Tallita, la partera que me recibió; junto a mi primera
escuela; ante la mirada silenciosa de la casa que fue de mis abuelos; aquí,
teniendo como testigos los viejos muros del templo católico, reconstruido por
el primer presidente municipal no católico que tuvo Soyaló, el Prof. Héctor Salazar,
mi padre; frente al escrutinio de mis amigos de infancia, de mis maestros, de
la nueva clase política que gobernará Chiapas y frente a mis paisanos, me
comprometo y les prometo por mis hijos y los de ustedes, ¡no les voy a fallar!
Por la esperanza de los que creen en nuestra lucha ¡no les voy a fallar! Por
respeto a ustedes y a mí mismo ¡no les voy a fallar!
Por los que lucharon
antes que nosotros ¡no les voy a fallar! Por Chiapas, ¡No les puedo fallar, no
les voy a fallar!
Muchas gracias.
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