Plan de acción política

2/12/2015 11:39:00 a. m. 0 Comments

Soyaló, Chiapas; 14 de febrero de 1999.

México vive uno de los más intensos períodos de su vida política. El 2 de julio del año 2000 se celebrarán elecciones para la Presidencia de la República en el marco de una de las contiendas más competidas de la historia electoral del país. En el sureño estado de Chiapas las elecciones federales coincidirán con las elecciones de gobernador. Este texto es un documento que forma parte de ese proceso, es un plan de acción político electoral que convoca a los ciudadanos de Chiapas a organizarse para poner en manos de la sociedad la conducción del gobierno con el propósito de mejorar las condiciones en que viven cientos de miles de habitantes de estas tan convulsionadas tierras mexicanas.

 El domingo 14 de febrero de 1999 Pablo Salazar Mendiguchía hizo pública su decisión de participar en la contienda electoral por el gobierno de Chiapas. Ese mismo día convocó a todos los chiapanecos a formar parte de esta empresa política, para lo cual propuso un plan de acción de 500 días hacia la esperanza.

¿Por qué 500 días? Porque del domingo 14 de febrero de 1999, fecha en que anunció su decisión de querer ser el primer gobernador de Chiapas del nuevo milenio, al miércoles 28 de junio del año 2000, último día en que legalmente se podrá hacer labor proselitista, hay 500 días efectivos de campaña.

Por esa razón en Soyaló, su pueblo natal, Pablo Salazar exhortó a los chiapanecos a recorrer juntos 500 días hacia la esperanza.

A continuación se transcribe textualmente la parte del discurso de Soyaló que hace referencia al plan de acción político:

Desde aquí convoco a todos los chiapanecos:

Primero. A diseñar un programa de gobierno para construir un mejor porvenir para Chiapas que nos permita vivir en completa paz y armonía.

Propongo un programa de esperanza que tenga como característica original la propia singularidad de la distribución territorial de Chiapas el cual se integre con planes regionales elaborados por los pobladores de cada una de las regiones que conforman el estado.

Propongo también, que la elaboración del programa de la esperanza parta de las siguientes premisas:

Contar con un proyecto de futuro que cree las condiciones para el renacimiento de Chiapas y para el crecimiento sustentable de su economía.

Es impostergable el bienestar de los chiapanecos y no debe seguir construyéndose a expensas de la marginación, opresión y olvido de la mayoría.
Es necesario y urgente distribuir equitativamente los beneficios del desarrollo y del crecimiento económico de la entidad.

Es preciso reconocer que así como existen reclamos sociales auténticos, hay también intereses constituidos que son legítimos, y es inexcusable que respetemos escrupulosamente tanto los derechos sociales como los derechos individuales.

Ninguna fuerza política, social o económica por sí sola, debe abrogarse el derecho de gobernar al estado excluyendo a las demás ni pueda conculcar los derechos y garantías de los individuos.

La continuidad indefinida de la inestabilidad política y social afecta a todos los chiapanecos por lo que resulta urgente construir una salida pacífica viable al actual conflicto armado que hay en Chiapas.

Para hacer posible este programa de esperanza propongo los siguientes puntos:
Fortalecer nuestra mexicanidad chiapaneca con una nueva relación con el gobierno federal que nos permita recuperar los procesos de conducción de la política y de los instrumentos económicos del gobierno.

Reformar y crear leyes en las que todos se reconozcan y todos reconozcan.
Reformar la estructura de gobierno con un sentido austeramente republicano, en donde se manejen con transparencia los recursos del estado y se democratice la asignación de la obra pública.

Convocar a todas las organizaciones civiles y no gubernamentales, a mujeres y jóvenes, para que constituyamos un gobierno horizontal e incluyente.

Implementar con todos los interesados nuevos programas sobre educación, justicia, comunicación, desarrollo agropecuario, entre otros, que se requieran para el bienestar de los chiapanecos.

Segundo. Intensificar la realización de encuentros que nos permitan construir una nueva alianza que haga posible la puesta en práctica del programa de la esperanza.

Tercero. Promover reformas al Código Estatal Electoral y a la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Chiapas para homologar las fechas de la elección local con las federales y para incorporar a esos cuerpos jurídicos los avances de la legislación nacional, de modo tal que la elección de gobernador sea el resultado de un proceso legítimo e incuestionable.

Cuarto. Impulsar la generación de un amplio movimiento social a favor del cambio en todas las regiones del estado.

Quinto. Crear comités electorales en los 24 distritos, 111 municipios, 1929 secciones y, de ser posible, en las poco más de 20 mil localidades que hay a lo largo y ancho de todo el territorio estatal.

Sexto. Promover el empadronamiento juvenil, la actualización de la credencial de elector y el ejercicio pleno del voto de todos los ciudadanos.

Séptimo. Organizar una reunión de delegados de todo el estado de Chiapas, el viernes 2 de julio de 1999, con el objeto de discutir el programa de gobierno y elaborar el plan de la marcha de los 365 días hacia la victoria.

Estas tareas y otras, que en el camino se incorporen, son las que juntos, paisanos y amigos, habremos de realizar en las próximas semanas. Si contamos los días parecen muchos, si contamos las tareas, los días son pocos.

Hoy, comenzamos la construcción de un nuevo esfuerzo colectivo, incluyente, amplio, generacional, sin precedente, para devolver a los chiapanecos, lo último que un gobierno puede quitarle a su pueblo: el derecho a la esperanza.

Pablo Salazar Mendiguchía
Senador de la República