Caminando juntos.

2/12/2015 06:43:00 a. m. 0 Comments

San Cristóbal de las Casas, Chiapas;
12 de junio de 1999.

Discurso inaugural pronunciado por el
Senador Pablo Salazar Mendiguchía
en la Primera Convención Mujeres Chiapanecas:
La Otra Mitad de la Esperanza

Queridas amigas de las diferentes regiones de Chiapas.

Amigas de otras tierras que nos acompañan este día y comparten la preocupación y la pasión por los destinos de este Chiapas querido.
Amigos y amigas,

Bienvenidos, bienvenidas.

Agradezco a todos su presencia, fundamentalmente a las mujeres que con su entusiasmo y compromiso, respondieron prontamente a la convocatoria que el 8 de marzo pasado, cuando celebramos el día internacional de la mujer, les hice para realizar este gran encuentro al que hemos llamado la primera convención de mujeres de Chiapas: la otra mitad de la esperanza.

La otra mitad, porque la esperanza tiene que ser de suma, de complementos, porque sólo caminando juntos en la diversidad y las diferencias, haremos de la esperanza en el porvenir, un presente de realidades de justicia y equidad.

Del total de los chiapanecos que poblamos este estado, el 50 por ciento son mujeres, justamente la mitad de la población. También en partes iguales se constituyen los pilares fundamentales sobre los que se soporta nuestra sociedad. Son siempre dos al fundar las familias, al dar origen a la vida: hombre y mujer. 

Sin embargo esta proporción no se refleja en los ámbitos sociales y culturales, ya que las dos mitades aunque complementarias, no siempre, es más, casi nunca se relacionan desde una perspectiva de equidad, respeto y justicia. Las decisiones y los dominios de la vida privada y de la vida pública siguen siendo patrimonio y privilegio de los hombres, de lo masculino.

A nosotros, los varones se nos dificulta reconocer el gran peso de la cultura que privilegia lo masculino sobre lo femenino, donde nadie gana ni se convierte en mejor individuo. Donde más bien perdemos posibilidades de crecer en humanidad y de construir mejores sociedades.

Estoy plenamente convencido de que no podremos arribar dignamente al nuevo siglo, si no es caminando juntos, superando viejas ataduras y reconociendo la necesidad de igualdad entre los géneros, e impulsando las acciones positivas hacia ello.

En Chiapas, la proporción porcentual entre la población masculina y la femenina, se traduce similarmente en el padrón electoral, es decir, la mitad de los que cuentan con credencial para votar, son mujeres. De esta forma las mujeres se convierten en un factor escencial de cambio democrático.

Para las mujeres, el ejercicio democrático de sus derechos ciudadanos, no concluye al depositar su voto en las urnas, sino que continua en la demanda legítima de participación equitativa en todos los ámbitos de la vida, desde la pareja y la familia, hasta los espacios sociales, políticos, culturales y económicos.

En este sentido los hombres, padres, hermanos, esposos, hijos, amigos, compañeros, tenemos que impulsar en paralelo, la lucha de las mujeres. Sólo seremos mejores hombres, en tanto las mujeres sean más plenas, en tanto podamos evitar que mujeres tanto o más inteligentes que muchos de nosotros, desperdicien sus talentos únicamente por servir a otros.

En Chiapas la representación de las mujeres en los espacios públicos, es prácticamente nula, actualmente ninguna mujer forma parte del gabinete de gobierno.

En el Congreso del Estado su participación es poca representativa, sin mencionar esta falta de representatividad en los ayuntamientos.

La exclusión de las mujeres tiene su manifestación más dramática cuando nos referimos a las cifras de la pobreza, como ejemplo cito algunas:

el 59.6 por ciento de la población analfabeta del estado son mujeres.

el 30 por ciento de la población total del estado, son mujeres que viven en el medio rural, donde las carencias de servicios básicos, de salud y de educación son lacerantes;  y

el 63 por ciento de la población que habla exclusivamente una lengua indígena son mujeres, situación que les impide acceder a los beneficios de una cultura predominante.

Estos datos son sólo algunas referencias del cómo la pobreza presenta su mayor crudeza en este sector de la población, del cómo las políticas gubernamentales orientadas a “combatir la extrema pobreza” han demostrado su ineficacia; del cómo las políticas económicas no han significado para la mayoría, principalmente para las mujeres, ningún beneficio ni oportunidad real de mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias.

Y mientras no hayamos salvado las grandes distancias entre esas múltiples categorías de la pobreza, acuñadas en los más recientes tiempos por los “expertos” planificadores de las políticas sociales y económicas, que dividen a los marginados y excluidos en pobres medios y pobres extremos, y las más enormes distancias entre pobres y ricos, no podremos avanzar en la construcción de sociedades justas, de futuro. Igual es la gran distancia de la inequidad de género que tendrá que ser cada vez más estrecha hasta desaparecer por completo.

Las necesidades y las demandas más apremiantes de mujeres y hombres en Chiapas, actualmente se manifiestan en reclamos para la sobrevivencia, para la producción de alimentos básicos, para la infraestructura de servicios escenciales, reclamos de elemental derecho que hasta hoy no cuentan con respuestas satisfactorias. Sin embargo, las demandas y grandes reclamos se dan en el marco del derecho y la justicia, del respeto a la diversidad y las diferencias, a la libre determinación, de equidad.

A esos grandes y pequeños reclamos, deberá dirigirse el primer gobierno del nuevo milenio, el gobierno que con la concurrencia de ustedes será seguramente el primer gobierno surgido de un efectivo ejercicio democrático. El gobierno que yo habré de encabezar tendrá un mensaje de esperanza para todos, para todas, incluirá a los mejores hombres y a las mejores mujeres, a todas las fuerzas democráticas, a los grupos sociales con mayor representatividad, a la sociedad civil, juntos sociedad y gobierno, con nuestro mejor esfuerzo contribuiremos a hacer de Chiapas una tierra de dignidad, de realidades menos dolorosas.

En diversos foros he manifestado mi compromiso de gobernar con mujeres, de escuchar sus voces, hoy desde este espacio de la convención fortalezco mi compromiso con ustedes.

Es profundamente gratificante verlas reunidas, se que aún en las diferencias que existen entre los grupos de mujeres que aquí se encuentran representadas, lograrán grandes acuerdos, que los puntos en común, las coincidencias, son mayores. Las mujeres que me propusieron la realización de este evento, pensaron que los grandes temas que aglutinan y reflejan la amplia agenda de las mujeres son el derecho, la ciudadanía y la diversidad. Los temas pendientes, si los hay, los iremos abordando en el transcurrir de los días que aún faltan de campaña.

La convención abre un proceso de opinión y consulta participativa, en el que las mujeres trazarán las líneas y definirán los perfiles de lo que habremos de transformar en políticas públicas en favor de las mujeres mismas. Este proceso habrá de concluir con el triunfo democrático en la elección del 2000. Juntos celebraremos el triunfo ciudadano.

A las amigas y amigos, personas de prestigio reconocido en los ámbitos académicos, del derecho, de la lucha social y política, que incondicionalmente respondieron a la invitación y que dejando de lado compromisos, se encuentran con nosotros como expositores de los temas que hoy abordaremos, a ustedes mi gratitud y afecto.

A las mujeres líderes, a las representantes de los partidos políticos, de los organismos no gubernamentales, mi reconocimiento y solidaridad, a ustedes les digo que estamos juntos andando el mismo camino.

A las amas de casa, las madres, esposas, hermanas, hijas, ciudadanas todas, compañeras nuestras, mi respeto y admiración fraterna.

Se ciertamente que su participación hará de éste, un espacio de diálogo y reflexión, de construcción de camino nuevo.

Nuevamente convoco a la otra mitad de la esperanza: las mujeres, a su participación, a su generosidad, para que hoy desde San Cristóbal de las Casas, llamemos a despertar las conciencias y a sumar las coincidencias, a tomar las decisiones y afirmar los compromisos, para construir un Chiapas nuevo, el Chiapas que todos queremos.

Las invito a seguir caminando juntos.

Este día en que comparto con ustedes, en su mayoría mujeres, quiero rendir homenaje a las mujeres Chiapanecas, y especialmente a una de las más grandes mujeres de Chiapas, mujer universal, precursora intelectual de los movimientos feministas en México, a la escritora Rosario Castellanos.

Este año, se cumplen en agosto, 25 años de su inútil y temprana muerte, y todos los chiapanecos y todas las chiapanecas, en conjunto con los mexicanos todos, habremos de celebrar merecido homenaje.

Rosario además de escritora multifacética –escribió poesía, narrativa, ensayo, teatro y crónica periodística-, es mujer ejemplar por su compromiso con los indios de Chiapas, a quienes devolvió a través de su obra, valor y dignidad.

Sírvanos Rosario de pauta y guía para conducirnos en ese doble compromiso: con las mujeres y con los marginados.
En esta primera convención de la otra mitad de la esperanza, seguramente la presencia de Rosario Castellanos y el espíritu de su obra estará presente.

A ella y a todas las mujeres de, y en Chiapas ofrezco mi reconocimiento respetuoso y mi convicción de la necesidad de caminar en paralelo,  juntos.