Competencias y coordinación intergubernamentales.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas;
29 de abril de 1999.
Texto leído
por el Senador Pablo Salazar Mendiguchía,
durante la
celebración del Taller de Discusión
sobre la 1ª
. Agenda de la Reforma Municipal,
en el
Centro de Convenciones del Poliforum Mesoamericano
Chiapas es concentración. Chiapas es
federal y federalista de origen. Chiapas es la única entidad de la república
que de manera libre y soberana se unió a la federación.
Chiapas es una de las víctimas del
centralismo de facto y del federalismo simulado.
Por todo ello, Chiapas es hoy
espacio privilegiado para el diálogo y para el debate sobre la agenda
federalista y, dentro de ella, de la agenda de la reforma municipal. Este es
uno de los pendientes de los acuerdos de San Andrés.
Vivimos un momento muy adecuado para
intensificar la búsqueda de las propuestas unitarias y unificadoras que
contenga nuestro programa de la esperanza de cara al 2000. Uno de los capítulos
fundamentales del programa de gobierno de la nueva mayoría, deberá ser:
Chiapas, entidad libre y soberana. Los invito a ser actores y redactores
sociales de este instrumento de gobernabilidad y de renacimiento.
El archivo de iniciativas pendientes
de dictamen en el Congreso de la Unión contiene un sin número de iniciativas de
reforma de los artículos 115 y de todos los relacionados con el pacto federal.
Por desgracia el poder ejecutivo mantiene trabada a la LVII Legislatura y
algunos, con nuestras diferencias, contribuimos a esa parálisis.
Por la ruta de la confrontación no
tenemos destino positivo.
México y nuestro Chiapas viven una
coyuntura y un dilema tales que nos impondrán la necesidad de un nuevo pacto de
unidad republicana.
Esta es la aurora del nuevo milenio.
Considero pertinente abrir un
proceso de iniciativa popular para convertir la agenda municipalista en textos consensuados,
en iniciativas pactadas entre todas las fuerzas políticas nacionales, y locales
sin exclusión.
Es hora de transformar los anhelos
en propuestas de Ley.
Si el EZLN, desde una situación de
guerra declarada, de paz sin pacto y tregua endeble, supo procesar una consulta
como la del mes de marzo, nosotros, actores políticos de la civilidad, debemos
y podemos encauzar los clamores populares, mediante un movimiento genuino de
iniciativa popular. Las medidas cupulares, por atinadas que parezcan, son
medias soluciones o conflictos a medias.
Competencias y
coordinación intergubernamentales
¿Qué es ésto? ¿De qué hablamos?
Necesitamos construir un
entendimiento conceptual.
Las competencias, en una república
federal, son poder nato; capacidad de hacer, capacidad surgida de la soberanía
popular que se delega a través del voto y de la representación, en órganos e
instituciones sociales y gubernamentales. Así como el poder dimana del pueblo,
así las competencias de los tres órdenes de gobierno dimanan del pueblo y se
deslindan y distribuyen por las jurisdicciones pertinentes cuya geografía
instaura el legislativo en las cartas políticas, la magna y las locales.
Las competencias no son poder
delegado, en este sentido, autonomía
cedida por el estado unitario y central, por la monarquía o por la
dictadura.
En los Estados Unidos Mexicanos,
fruto de una guerra entre federalistas y centralistas, los tres niveles de
gobierno, son la suma compleja de
soberanías y libertades unificadas. Sin embargo y de facto, el federalismo
democrático constitucional fue sustituido por el centralismo presidencialista y
conservador prevaleciente. Por esto mismo, hasta el lenguaje cotidiano y las
categorías sociológicas propias del derecho constitucional federalista han sido
sustituidas por las unitaristas.
Los órdenes de gobierno son el
municipal, el estatal y el de la Unión.
Una de nuestras grandes
deformaciones, el despojo intelectual y político mayor, es que ya identificamos
al gobierno federal, a lo federal y a la federación con uno sólo de sus
órdenes: el central.
A partir del mandato constitucional
de que lo federal existe en sus tres niveles de gobierno, se discute ya la
pertinencia de reconocer al cuarto, al de las localidades auxiliares, entonces
las competencias son atributo original de cada uno de ellos en sus respectivas
jurisdicciones.
Esto es lo que nos conduce a pactar
y a coordinar.
Este es el punto de partida, la
vuelta al origen que tanta falta nos está haciendo a todos para refundar la
república representativa, federal, democrática compuesta por estados libres y
soberanos.
En la forma, cuidadosos ocasionales,
los ministros del centralismo, han ocultado el despojo de competencias, en
instrumentos de coordinación, en leyes orgánicas como las del municipio libre y
en convenios de cesión de facultades.
Por todo ello, los Ayuntamientos
fueron mutilados y despojados de su capacidad de gobernar, hasta quedar
reducidos a ventanillas de trámites administrativos.
En la agenda de la reforma municipal
ocupa un lugar preponderante la revisión de las leyes orgánicas, de la Ley de
Coordinación Fiscal, de las que existen en algunos estados y de todo el
andamiaje jurídico a partir de un renacido concepto del federalismo
democrático.
En esta redistribución federalista
de competencias, plasmada en las leyes de coordinación, el ejecutivo de la
unión debe ocuparse de lo estratégico, de lo global/internacional; actuar como
fuerza motriz del desarrollo equilibrado entre las entidades y las regiones; como
distribuidor de los detonadores, de la justicia. Los gobiernos de las entidades
como depositarios de una intermediación libre y soberana entre las regiones del
ámbito estatal correspondiente y los Ayuntamientos como expresiones del poder y
del gobierno con facultades plenas para gobernar y para ejecutar, para captar y
redistribuir, para administrar, para aportar a lo general.
Estas tesis generales han de
traducirse en la competencia de los ayuntamientos plasmada en la ley para fijar
las contribuciones, los derechos y las aportaciones, los impuestos sobre el
predial, los valores catastrales, los costos y los impuestos por uso de aguas,
de suelos, de espacios, reservando sólo lo que la Constitución define como
estratégico.
A partir de estas ideas los municipios
de cada entidad deben establecer las normas de representación, de pluralidad;
fundar y mandar a su policía preventiva, todos ellos, incluso los de las
capitales, dirigir el tránsito, crear
instituciones de tipo judicial y coadyuvantes de la justicia, entre
otras.
La remunicipalización como se está
realizando en Chiapas, es un ejercicio político centralista y paternalista, una
puesta en escena de la simulación y el autoritarismo.
Este ejercicio pasa por alto, el
principal compromiso del gobierno federal en San Andrés: “La integración del
municipio con población mayoritariamente indígena no como un tipo diferente de
municipio, sino como aquel que en el marco del concepto general de esta
institución política permita, por un lado, la participación indígena en su
composición e integración y al mismo tiempo fomente e incorpore a las
comunidades indígenas en la integración de los ayuntamientos”. (Acuerdos de San Andrés, capítulo II de
Propuestas Conjuntas).
Chiapas y todo el país están ante el
dilema de ofrecer cauce a una nueva geografía municipal ordenada, libre,
encaminada a fortalecer y a renovar el tejido social de la federación, a
multiplicar la fuerza de la república federal.
México es libre y soberano sí y sólo
si son libres y soberanas las 32 entidades que componen a la Unión; sí y sólo
si, son libres y democráticos los Ayuntamientos como expresiones reales de
gobierno.
En México, no me cabe la menor duda,
el federalismo democrático, sólo será construido desde los municipios, con los
ayuntamientos y las fuerzas sociales políticas de nuestra célula política
fundadora y vital.
La transición democrática es en el
municipio o no es.
Muchas gracias por su invitación.