Convención Estatal Electoral del Partido del Trabajo.

2/12/2015 06:45:00 a. m. 0 Comments

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas;
2 de Octubre de 1999

Toma de Protesta del Senador
Pablo Salazar Mendiguchía como
candidato al Gobierno del Estado de Chiapas.

Compañeros y compañeras convencionistas, amigos del Partido del Trabajo,
Compañero Senador Alberto Anaya, amigas y amigos:

Agradezco profundamente la invitación que me formuló el Partido del Trabajo –en cumplimiento del resolutivo de su Congreso- para ser candidato a Gobernador del Estado de Chiapas por el período 2000-2006.

Acepto con emoción y con mucha honra esta distinción que es al mismo tiempo, meta y punto de partida dentro del proceso de construcción de la gran Alianza por Chiapas, de la cual habrá de surgir el primer gobierno democrático del nuevo milenio.

El impulso que hoy le da el Partido del Trabajo a una candidatura que pertenece a la sociedad y cuyas principales características son, la inclusión y la pluralidad, representa un mayor fortalecimiento de la lucha que iniciamos en mi pueblo Soyaló el 14 de febrero. Entonces manifesté mi intención de “participar en un proceso abierto, de cara a la sociedad y sometido al escrutinio de la opinión pública”.

El acto de este día es un avance significativo para el anhelo que albergan distintas fuerzas partidistas y ciudadanas de un nuevo amanecer para Chiapas. Somos mayoría quienes deseamos transitar hacia formas participativas de gobierno. Por esto considero vital el acto de hoy, que tiene la particularidad de ser la primera de las actividades en que partidos y ciudadanos habremos de emprender las definiciones necesarias hacia las elecciones del año 2000. Nuestra suma se está multiplicando con el refrendo del Partido del Trabajo al movimiento que ya ha recibido el apoyo tanto de los partidos nacionales Convergencia por la Democracia y  del Centro Democrático como de una amplia gama de grupos ciudadanos y de organizaciones sociales.

En Chiapas urge ya un gobierno de paz, uno que reconcilie, que no divida más a la sociedad ni atice el fuego de los odios y rencores entre hermanos. Un gobierno que armonice las relaciones con los distintos sectores sociales, políticos, religiosos y étnicos de la entidad. Esta concentración es una prueba de que crece y avanza la esperanza en la transformación de la caduca estructura que inhibe el desarrollo del estado. Queremos que nuestra riqueza en recursos naturales se convierta en mejores expectativas de vida para los chiapanecos. Este es un reclamo mayoritario, y tiene un lugar preponderante en las reivindicaciones que consideramos esenciales para hacer de nuestro Chiapas un lugar más hospitalario para sus habitantes.
Cada vez son más amplios los sectores de la sociedad chiapaneca en los que se va fortaleciendo la convicción de que sólo con la participación persistente, la organización, la lucha y la unidad se encuentra la posibilidad real de un cambio.

La  inconclusa transición social, cultural y política que vive nuestro país es resultado de la movilización de ciudadanos, Organismos No Gubernamentales, partidos opositores y medios independientes. Cada una de las modificaciones hechas al sistema de partidos, a la legislación electoral, a la conformación de los organismos electorales, a los procedimientos de conteo y verificación de los resultados en las elecciones, es consecuencia de la tenacidad de muchos mexicanos y mexicanas por defender sus derechos políticos. Habrá que seguir insistiendo en otras modificaciones, necesarias para que tengamos de una vez por todas en Chiapas, un justo y transparente marco electoral que imposibilite ventajas para el gobierno y su partido.

El objetivo de alcanzar el gobierno, lo hemos sostenido en distintas tribunas y ahora lo reiteramos, surge de la necesidad de fortalecer nuestra mexicanidad chiapaneca a partir de una relación digna con el gobierno federal, que nos permita recuperar los procesos de conducción de la política y de los instrumentos económicos del gobierno estatal. Los problemas que nos aquejan son bien conocidos, es tal su peso que la entidad ha sido relegada a uno de los niveles de calidad de vida más bajos en toda la nación. Para primero detener el deterioro, y después construir nuevas bases de crecimiento económico y social, es imprescindible que los chiapanecos tengamos un gobierno surgido del mayor consenso de la sociedad que sea posible. Una contundente legitimidad del voto popular en las votaciones del próximo año, allanará el camino para destrabar el proceso de pacificación y reconciliación que la mayoría queremos para Chiapas. Buscamos la legitimidad ciudadana por medio del sufragio, uno de cuyos resultados fundamentales sea la estabilidad de un gobierno que dure seis años.

Nos mueve a la esperanza el potencial que existe entre la ciudadanía para gestar y consolidar una nueva cultura democrática que incorpore al desarrollo a los sectores históricamente marginados: las mujeres, los indígenas, los jóvenes, los campesinos y otros grupos vulnerables. La nueva cultura que buscamos construir debe ser un ejercicio colectivo y abarcar tanto las relaciones gobierno-ciudadanos como las de los ciudadanos entre sí. En esta construcción es insustituible el papel de un gobierno que cataliza y potencia las expectativas de cambio que tiene la mayoría del pueblo. A la vez que permanentemente rinde cuentas a sus mandantes y es controlado por éstos en sus tareas de servir a la sociedad.

Es grato constatar esta tarde que avanzamos en la elaboración de una plataforma política común, la que sin duda se verá enriquecida con las preocupaciones programáticas y experiencia de lucha de los líderes y militantes del Partido del Trabajo. Nos hacen falta otras voces y otros aportes, igualmente preocupados porque en Chiapas dejemos atrás los lacerantes rezagos que mutilan económica, social y educativamente a cientos de miles de hermanos. Queremos un Chiapas diferente, y es por ese propósito  que estamos aquí.

En pocas palabras, con la Alianza se trata de aislar lo que nos separa con el propósito de identificar nuestras coincidencias. Se trata de decirle a la sociedad que entre los diferentes también podemos lograr acuerdos para su beneficio. La plataforma que entre todos estamos elaborando, deberá ser norma y guía, no sólo para impulsar planes y acciones de gobierno, sino también, y sobre todo, para fijar las reglas de la nueva convivencia democrática.

La situación económica en la que viven la inmensa mayoría de los chiapanecos, es alarmante. Padecemos una verdadera crisis, a pesar de los cuantiosos recursos que la federación dice haber destinado para Chiapas, pero que nadie ve ni siente. El deterioro de las condiciones de vida es tal, que seguimos ocupando el vergonzoso primer lugar en marginalidad social. Chiapas debe salir adelante, ya no podemos seguir esperando. Con un gobierno de cambio podemos revertir nuestras tragedias en oportunidades.

Por tanto, considero que el nuevo gobierno deberá atender con especial sentido de urgencia los siguientes graves problemas centrales de nuestra economía:
Desarrollo de políticas orientadas a favorecer ciertas áreas, grupos sociales y actividades productivas, creando regiones muy desarrolladas y abandonando otras;

Injusta distribución de la riqueza generada en el estado, ya proceda del subsuelo o de las actividades agropecuarias y comerciales;

Abandono de las políticas de apoyo a los productores de granos básicos, tanto privados como sociales;

Deterioro de los precios de garantía del maíz y creciente empobrecimiento de los productores de este grano;

Destrucción de fuentes de empleo por Comisión Federal de Electricidad y Pemex;

Clientelismo y corporativismo en la distribución de los recursos, que solo ha generado corrupción, sumisión, división y atomización, particularmente entre los campesinos;

Existencia de una red de caminos y carreteras que favorecen solo a unas cuántas ciudades y cierto tipo de cultivos y productores;

Ausencia de políticas que promuevan el desarrollo turístico e industrial de la entidad, y

Fomento de actividades productivas y educativas sin ningún vínculo con la realidad social.

Para combatir esas ineficiencias, propondré respetuosamente a los partidos políticos de la Alianza, que sometamos a la consideración de los pueblos de Chiapas las siguientes propuestas:
Creación de Centros de Distribución de Servicios a la Producción en zonas rurales y comunidades, que incluya una red de caminos y carreteras que permitan a esas poblaciones, contar con productos y servicios (educación, salud, créditos, etc.), así como la posibilidad de distribuir aquéllos que éstas generen;

Impulsar una política que proteja a los agricultores y ganaderos, particularmente frente a los productos que proceden de otros países, como en el caso de la carne y el maíz, a modo de detener el deterioro de los precios de ese grano, por ejemplo, y la competencia desleal a los ganaderos  chiapanecos;

Reorientar nuestro sistema educativo para generar conocimiento científico y cultural que vincule a la educación con los procesos sociales y nuestras necesidades de desarrollo. Repensar la función de nuestras instituciones de educación, particularmente en el nivel superior, de manera que éstas sean la luz de nuestras políticas de desarrollo económico y justicia social, para que nos gobierne el conocimiento. La Universidad debe dejar de ser un espacio de meditación tranquila para convertirse en el primer frente de combate a la pobreza y la ignorancia. La Universidad y los universitarios deben trabajar para todos los chiapanecos;

Impulsar el desarrollo turístico de manera equilibrada y justa de modo que beneficie a los empresarios, pero también a los poseedores de ese patrimonio.

Fomentar la independencia económica de las organizaciones campesinas y sociales de manera que se garantice su libertad política e ideológica para poner fin al sistema corporativo que padecemos;
Impulsar un proceso de industrialización que permita añadir valor a nuestros productos y de este modo, evitar que sigamos comercializando materia prima;

Crear una red de carreteras que articule a comunidades y regiones de manera que se generen polos de desarrollo regional. Propondremos una nueva regionalización que sustituya a la actual, que sólo obedece a criterios político-electorales;

Establecer políticas que favorezcan el desarrollo de la economía de traspatio  o doméstica con la participación democrática de las mujeres en las comunidades rurales y urbanas;

Generar condiciones de seguridad y certidumbre para las inversiones productivas, y

Sentar en el banquillo de los acusados a Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos. Exigir a estas empresas el pago del impuesto predial de la superficie ocupada o destruida por ellas, así como el reparto de las utilidades que estos recursos generen, y con éstos, crear empleos productivos que permitan resarcir en parte el daño que han causado al cancelar de manera definitiva fuentes de empleo de las generaciones actuales y venideras. Con lo que se recupere se cubrirán los daños provocados, tanto a los ecosistemas como a la agricultura y ganadería del estado.

Estos son  algunos de los retos que habremos de enfrentar en el futuro inmediato.

Mi participación en la Comisión de Concordia y Pacificación me dejó la convicción de que la verdadera paz sólo puede ser fruto de nuevas condiciones, que transformen las que originaron la desesperanza de miles cuyo único horizonte seguro es la marginación; la de hombres y mujeres que se van sin haber llegado y que mueren sin haber vivido.

Es posible, lo creo firmemente, pasar de la pluralidad conflictiva a la pluralidad conciliada. Esto requiere recrear un Estado de Derecho caracterizado por leyes reconocidas por todos y en la que todos se reconozcan; en donde el primero en respetar las leyes sea el gobierno. Sólo así tendrá autoridad política y moral para convencer a los ciudadanos y ciudadanas de que la arena común es la   práctica de la legalidad. Pero no de una legalidad como la que hasta ahora hemos padecido en Chiapas (origen de toda clase de injusticias), sino aquella que es un auténtico fruto de la justicia.

Compañeras y compañeros convencionistas:

En tiempos de lucha no hay lugar para el cansancio; esta es la hora de Chiapas, es tiempo de redoblar ánimos y labores para ensanchar las fuerzas. Trabajemos juntos para construir un proyecto de esperanza. Para fertilizar el campo de la democracia hacen falta más implementos, más brazos, más aliados.

Amigas y amigos de todos los municipios y comunidades de Chiapas que hoy nos acompañan:

Frente a la tumba de mi padre al que sepulté hace escasamente 19 días, hice la promesa de luchar  junto a otros hasta el límite de mis fuerzas por lograr que el Chiapas que vea crecer a mis hijos, sea mejor, más libre,  mas justo, mas democrático que el que lo vio morir.

Hoy los convoco a soñar, a imaginar, a tener esperanza, a luchar para no diferirle a nuestros hijos la celebración de un triunfo que ya acariciamos, que ya es nuestro, que esta en nuestras manos: el triunfo de la democracia.

“Si no es ahora ¿cuándo?, si no somos nosotros ¿quién? Y si no es aquí ¿dónde?”

¡Viva el Partido del Trabajo!

¡Viva la democracia!

¡Viva Chiapas!

¡Viva México!