Convención Estatal Electoral del Partido Acción Nacional.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas;
23 de enero del 2000.
Discurso
pronunciado por el
Senador
Pablo Salazar Mendiguchía,
como
precandidato del Partido Acción
Nacional
a gobernador del Estado.
Dr. José González Morfín
Delegado del C.E.N. a la convención
Ing. Javier Zepeda Constantino
Presidente del C.D.E. del PAN.
Lic. Sergio Edgar Cortazar
Villafuerte
Secretario General del C.D.E. del
PAN
Compañeros Senadores y Diputados
Federales
Amigas, amigos convencionistas
Señoras, señores.
Agradezco y reconozco la resuelta
actitud de una organización política que como pocas ha contribuido a la
democratización del país. La historia del PAN es la historia de la generosidad,
de la entrega diaria, de la perseverante lucha por abrir espacios al respeto
del hombre y a la dignidad de las personas.
El Partido Acción Nacional tiene una
historia notable en la lucha por la democracia en Chiapas. Cómo olvidar que el
PAN se vistió de indígena en 1974 para servir, con su registro y cobertura a los indígenas chamulas que ese año
iniciaron una lucha, aun vigente, contra los caciques de ese pueblo; caciques
que han sido instrumento eficaz del fraude electoral que el partido de estado
comete sistemáticamente contra el pueblo de Chiapas. No menos notable, y hasta
heróica por la represión que sufrieron, es la lucha de los panistas en
Zinacantán. Pero la contribución a la democracia hecha por el PAN a
Chiapas es todavía mucho más amplia.
Los tuxtlecos pueden estar orgullosos de haber refrendado en dos ocasiones
consecutivas –con el triunfo de Enoch Araujo y de Paco- la victoria que en 1976
lograra el doctor Valdemar Rojas.
En Huixtla, en Acala, en Arriaga, en
San Cristóbal de Las Casas, y en otros municipios de nuestro estado los
esfuerzos del PAN por rescatar a Chiapas han sido encomiables y hoy, estoy
seguro, en esta histórica jornada por la democracia en donde somos los
principales protagonistas, la contribución del PAN habrá de fructificar en
nuestra victoria total, legítima e incuestionable.
Quiero ser consecuente con el decoro
de este gran partido y quiero que juntos nos demos oportunidad de construir, en
esta otra frontera de la Nación, un proyecto que le dé cabida y sustancia a
nuestros sueños, a nuestras esperanzas, a nuestros anhelos. Esperanza, no es
otra cosa que la fe democrática que necesitamos para modificar a fuerza de votos nuestra dolorosa realidad.
Sé que coinciden conmigo en que el
sentido profundo de esta alianza va mucho más allá del acuerdo en cómo luchar
por alcanzar el poder público y como repartirlo una vez que hayamos alcanzado
el triunfo. Alianza no es maniobra. Alianza no es distribución de tajadas,
alianza no es oportunismo, alianza no es hacer bola para impedir que otros
ganen. alianza, la alianza que ustedes a
lo largo de su historia han hecho, es la que ve al interés superior, es la que
sacrifica al interés individual para
favorecer el conjunto, es la que da lugar a instituciones vigorosas y
renovadas, es la que mira a lo que ustedes llaman el bien común: a esa alianza
los convoco, amigos, de este gran partido que impulsó Manuel Gómez Morín.
Los convoco a una alianza con un
programa común, con una base mínima de compromisos en la que converjamos y a la
que empeñemos todos nuestros esfuerzos, una alianza que aquí, en nuestra
tierra, funcione muy bien y se levante con el triunfo: el triunfo de la
legalidad y el triunfo de la genuina igualdad entre hermanos dispuestos a
borrar diferencias, a cancelar rencillas, a reconciliarse, a ganar la paz y a
vivir y convivir en dignidad. A esa alianza los convoco, a esa alianza me
comprometo. Por esa alianza , ¡nuestra será la victoria!
Hoy estamos en uno de esos momentos
definitivos y definitorios de nuestra historia.
En Chiapas se han conjugado muchas cosas, muchas decepciones y muchas
amarguras, sí, pero también muchas realizaciones y muchas calladas alegrías,
hasta dar lugar a esta circunstancia que la tenemos frente a nosotros: la
unidad en lo esencial es posible, es factible, y ya la estamos concretando.
Así como hace poco más de seis años
era inimaginable la guerra, así también para entonces era impensable lo que nos
esta ocurriendo hoy: la amplia suma de los que quieren lo mismo por caminos
distintos. Una conciencia superior, una convicción más alta que nuestras
pequeñas diferencias y hasta un instinto de sobrevivencia nos han amalgamado.
La circunstancia me favorece a mí
como podía haber favorecido a cualquier otro que se hubiera propuesto encabezar
esta tarea de reordenación total. No soy yo, es la voluntad del cambio la que
habla, es la expresión de la sociedad la que dice en voz alta que ha llegado la
hora de Chiapas, el momento de hacernos cargo de nuestro destino con el decoro
que el desafío nos exige. No seré yo quien aproveche los frutos de la gran
cosecha que juntos levantaremos sí - se los aseguro -, será el pueblo, serán
los amplios grupos sociales que nos secundan y, en el mediano plazo, serán
nuestros hijos los que con estos frutos sacien su hambre y tengan nuevos
alientos para seguir luchando.
Crean en mí, creamos en nosotros, no
vacilemos, ha querido la vida brindarnos una nueva oportunidad de resolver en
paz la gran cuestión de quiénes deben gobernar, con qué se debe gobernar, para
qué se ha de gobernar y a favor de quiénes se
ha de hacer. No dejemos pasar sin aprovechar a fondo y por el bien de
todos esta circunstancia.
No podemos seguir combatiendo el
poder como si no lo quisiéramos. Rehusarlo es perderlo; Por eso, con la Alianza
social que hemos construido entre todos, vamos a ganarlo, para impulsar desde
ahí la profunda reforma democrática que permita crear las nuevas reglas para la
convivencia social entre los chiapanecos.
Nada perderá el PAN sumándose a esta
alianza, no menguará su fuerza, no percudirá sus banderas y, sobre todo, no
extraviará su identidad. Seguirá siendo el mismo, pero con una diferencia:
llegará a la gubernatura del estado, ganará, triunfará, ¡suya será la victoria!
Y lo será porque el programa que apoye, el que contribuya a formar, ése regirá
en los próximos seis años.
Si no gana un militante del PAN,
ganarán las ideas del PAN, sus propuestas sentidas, sus postulados más
entrañables, y ésa es la victoria que vale la pena alcanzar.
He de reconocer, el sacrificio
innegable que para muchos militantes del PAN significa el llegar a formar parte
de esta alianza. Uno está en un partido para ganar todo con ese partido o para
perderlo todo sin él. Al menos tal era la convicción con la que siempre se
luchaba, sí, pero en ocasiones la vida puede hacernos ver que es preciso, que
es necesario y que incluso es conveniente sacrificar algo con tal de alcanzar
realmente la victoria y de empezar en los hechos a concretar nuestras
aspiraciones. Y si es a través de algo, una alianza, y de alguien, en este caso
yo, que no es ni mi partido de origen ni
soy uno de sus militantes, hay que dar el paso adelante. Al fin y al cabo yo
soy un chiapaneco como ustedes, que ha luchado políticamente como ustedes y que
quiere lo mismo que ustedes: paz de a de veras, desarrollo con justicia, y
dignidad, toda la dignidad que sea posible.
Amigas, amigos convencionistas:
En el intenso recorrido que hice
para ganarme la confianza de ustedes, fueron muy insistentes en demandar que
esta candidatura honrara al partido.
Hoy, al pedirles nuevamente su voto,
les reitero mi compromiso inquebrantable: honraré la historia y los principios
del PAN; no haré nada que los avergüence; mantendré en alto con emoción y
pasión las banderas del PAN y de cada uno de los partidos que conforman la
alianza; en suma, empeño mi palabra: ¡no les voy a fallar!
Muchas gracias.