El pueblo de Chiapas ha recuperado el derecho a la Esperanza.
Mayo 27 del 2000
Saludo a los hombres y
mujeres de distintos rincones del estado que han llegado hasta este lugar para
dar testimonio de la etapa final de un gran trabajo hacia la recuperación de la
soberanía de Chiapas. Nadie ha forzado a ninguno de los miles de asistentes que
aquí nos concentramos. Nadie les ha ofrecido programas sociales o despensas.
Nadie los amenazó con un formato de compromiso, control político e intimidación
psicológica como lo hace el partido del gobierno. Nadie les dio instrucciones
en sus centros de trabajo para que acudieran a esta concentración. Nadie ha
lucrado con la necesidad de ustedes y mucho menos les ha faltado a su dignidad.
Nadie lo ha hecho ni lo hará de nuestra parte. No se ha hecho durante los meses
anteriores de campaña, ni se hace ahora, ni mucho menos a partir del 8 de
diciembre cuando tomemos posesión del gobierno.
Aquí, vivimos un ambiente
festivo, representantivo del ánimo que viven cientos de miles de chiapanecos y
chiapanecas en todo el estado. Hace quince meses, comprometimos nuestro
esfuerzo para recuperar el derecho a la esperanza. El pueblo chiapaneco lo ha
recuperado. Aquí lo vemos. Y más aún: se ha tornado en certidumbre. Hoy, todos
tenemos la certeza que el 20 de agosto, la soberanía de Chiapas, será firme
para elegir un gobierno diferente. Así se ha decidido mayoritariamente y ya se
escucha en los caminos rurales, en las calles de las ciudades, en los
comercios, en las hogares, en el transporte público. Vamos a ser gobierno: lo
sabemos todos y el sistema también lo sabe. Por ello articula intrigas para
querer dividir a las fuerzas coaligadas o desestabilizar a sus bases; inventa
argucias legaloides para desconcentrar a los partidos de sus tareas políticas y
electorales; crea candidaturas a su medida y desplaza a cuadros del
labastidismo y cómplices de la contrainsurgencia para presentarlos
como supuestas opciones de izquierda; manipula a medios de comunicación para
presentar una realidad que desearían pero que no es la vivida por un pueblo en
insurgencia cívica que es el alma de esta nueva fuerza política llamada Alianza
por Chiapas.
Durante más de un año, hemos
enfrentado los embates oficiales. Muchos recursos se han utilizado para
ilusamente intentar detener esa avalancha que ha crecido cada día. Pero todo ha
fracasado y fracasará porque lo que no se entiende desde la mentalidad priísta
es que este movimiento social está transformando la cultura política en la
entidad. Precisamente, el estado que por conveniencia de la federación se ha
mantenido en el más inhumano subdesarrollo, se ha levantado para poner orden en
la casa, para sacudirse la simulación y el pillaje de los gobiernos, para
erradicar los interinatos, para eliminar los odios propiciados por el mismo
gobierno, para buscar en verdad la paz y la reconciliación y que estas palabras
dejen de ser bandera de los empleados de la federación enviados a Chiapas como
gobernadores.
Nuestra fuerza seguirá
creciendo porque la Alianza por Chiapas es una coalición exitosa. El pueblo de
Chiapas la vio nacer y, sin la menor duda, se decidió a participar en su
crecimiento. Vimos cómo el Partido de la Revolución Democrática, el Partido
Acción Nacional, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de
México, por cuenta propia, impulsaron un gran acuerdo para construir un
proyecto unitario, incluyente y democrático que establezca las bases para sacar
a Chiapas de la tragedia política, social y económica en que se encuentra. La
Alianza se fortaleció con la activa participación de muchas organizaciones
sociales. Se nutrió decididamente con la incorporación de partidos políticos
emergentes que percibieron la determinación del pueblo chiapaneco de lograr la
hazaña de ser gobierno en este año 2000.
Convergencia por la
Democracia, el Partido del Centro Democrático, el Partido de la Sociedad
Nacionalista y el Partido Alianza Social se negaron a formar parte de los
obstáculos a los anhelos libertarios de los chiapanecos y con mucha
responsabilidad pero mayor generosidad han optado por no registrar candidato a
gobernador porque la ley electoral estatal les prohibe hacer uso de su legítimo
derecho de participar en una coalición. Pero estos cuatro partidos políticos,
aunque legalmente no se hayan incorporado a nuestra coalición, van con todo con
nosotros y están aquí para ratificarlo. El impulso de la Alianza por Chiapas
también ha provenido de la legítima inconformidad surgida de las filas del
Partido Revolucionario Institucional, en donde se han dado significativos
desprendimientos de hombres y mujeres dignos que, ahora, sin militancia
política han comprometido su lealtad con Chiapas y hacen las labores
indispensables para asegurar el triunfo que ya es nuestro. Pero el caudal de la
Alianza por Chiapas ha terminado de desbordarse con innumerables ciudadanos sin
partido que acuden individual o colectivamente a nuestras casas de campaña.
Este torrente de votos de un pueblo movilizado será superior a los recursos
desesperados del gobierno para conseguir los votos que la ciudadanía ya ha
negado al candidato del PRI. En suma, la Alianza por Chiapas es exitosa porque
vamos a la vanguardia de las ideas y la iniciativa política en la entidad, pero
también porque, con este acto, emprendemos el cierre de nuestra campaña de
meses, mientras otros candidatos la iniciarán o la acaban de iniciar.
Hemos pedido a la opinión
pública nacional que esté atenta a las condiciones en que se desarrolla el
proceso electoral en Chiapas. Le solicitamos a los candidatos presidenciales de
los partidos que integran esta alianza que no nos dejen solos en esta batalla
decisiva para el presente y el futuro de Chiapas. Muchas trampas están por
verse. Muchas acciones están por conocerse. Dentro de ellas, hay un monstruoso
operativo que acaba de instrumentarse con el PROGRESA en busca de utilizar la
pobreza de la gente para darle votos al PRI. Desde aquí hacemos la denuncia a
tiempo para que la prensa nacional la retome.
No nos confiemos. Cada
ciudadano debe convertirse en celoso guardián de su voto y debe comenzar desde
ahora. Vamos a organizarnos. Vamos a cazar mapaches. Vamos a impedir que esos
quienes primero hacen pobre a la gente, enseguida manipulen su hambre y
miseria. No vamos a permitir ningún atropello a la voluntad ciudadana. Desde
aquí, junto con ustedes, la Alianza por Chiapas se compromete a ganar el
gobierno del estado para que podamos invertir la energía de los chiapanecos en
el futuro.
Si de veras queremos el
cambio, no hay más opción que la Alianza por Chiapas.
Nuestro triunfo es la única alternativa para evitar las consecuencias funestas
de la ingobernabilidad, el deterioro de las relaciones políticas y sociales, la
falta de desarrollo, y en general, la angustia cotidiana de miles de familias
chiapanecas. Esto lo tienen claro los chiapanecos y por eso van con la Alianza
con Chiapas.
Pero, hoy nos reúne un
festejo: la Alianza por Chiapas es una realidad y registra su candidatura.
Proceden, de aquí en adelante, irreversiblemente, las buenas noticias para
nuestro estado. Alcanzaremos, por fin, la estabilidad política necesaria.
Después de años de interinatos, el gobierno de la Alianza por Chiapas
garantizará un período de seis años y una actitud incluyente. No son promesas,
la capacidad de inclusión la demostramos, desde ahora, al reunir la base social
de ocho partidos políticos junto con otros segmentos de la sociedad no
organizada. Ejerceremos una visión de futuro para darle sentido, integración,
al trabajo de todas las áreas de gobierno y a todas las decisiones
que nos corresponda asumir. Nuestro gobierno se sustentará en el diálogo, la
interlocución, la sensibilidad política para no enfrentar a los movimientos
sociales que presentan demandas justas y legítimas sino encauzarlos hacia las
áreas de responsabilidad en donde se hayan generado los problemas. En el
próximo gobierno no se engañará, ni se encarcelará, ni se reprimirá a los que
reclamen precios justos para sus productos, tarifas justas para su consumo o
salarios justos para su sustento; esto es, partiremos de la reconciliación y la
paz. Por ello, no nos quedaremos en la capital del estado para atender
verticalmente la problemática de Chiapas: el nuestro será un gobierno
itinerante que estará donde lo requieran las necesidades de los hombres y
mujeres del estado. Lo hemos hecho en la campaña; en el
gobierno continuaremos con nuestras visitas a los sitios más recónditos a donde
no ha llegado ni llegará ningún otro candidato para dar atención prioritaria a
la educación y la salud, para emprender un proyecto de reactivación
económica para el campo, para impulsar la generación de empleos, para observar
la aplicación de recursos para proteger el medio ambiente, para constatar el
mejoramiento de la justicia, para testimoniar un programa caminero sin
precedentes que satisfaga la demanda de cientos de poblaciones de
Chiapas.
Seremos gobierno para
trabajar. El 20 de agosto el pueblo de Chiapas dará por concluidas las
administraciones que sólo han buscado su propio beneficio, que han sido los
responsables del desastre actual, que han demostrado su incapacidad para
conducir a la entidad a un futuro diferente.
Vamos a la recta final de
nuestra exitosa campaña. En los próximos días habrá de intensificarse la
claridad de los proyectos que se disputan en Chiapas. Sólo hay dos: el de la
continuidad, el que representa el candidato de “primero la miseria de la gente”
y el del cambio democrático que encabeza la Alianza por Chiapas. El debate del
destino de Chiapas será entre esos dos caminos, no hay vía intermedia. Reitero
mi convocatoria al candidato del PRI para agendar inmediatamente un
debate público que ya es una característica de las contiendas electorales
contemporáneas y un reclamo de la sociedad.
Les agradezco su presencia en
este acto de vital importancia en los acontecimientos electorales
que vivimos. Vamos a organizarnos para asumir el primer gobierno democrático
del nuevo milenio por mandato de los chiapanecos.
Amigas y Amigos:
Estos son días en los que la
lucha organizada está arrancándole certidumbre a la incertidumbre y esperanza a
la desesperanza. Con la fuerza de nuestras convicciones y de
nuestras acciones, hemos logrado cuartear una muralla que parecía impenetrable;
70 años después con el empuje de nuestros votos el 20 de agosto haremos saltar
en pedazos los muros de un poder que jamás sirvió a la gente.
De ciudadano en ciudadano, la
esperanza se multiplica, la Alianza por Chiapas ha hecho suyo un clamor de
justicia que crece, que se amplía y que está llegando a todos los rincones de
la geografía y la voluntad chiapaneca, por eso aseguramos que el dinero y los recursos
del gobierno a disposición del candidato del PRI, no serán suficientes para
contenernos, ellos tienen el dinero pero con la Alianza por Chiapas está el
pueblo. Ellos hablan de la gente pero la gente habla de nosotros. Saben bien
que a pesar de la falta de equidad en los medios, de sus descalificaciones y
campañas para desprestigiarnos, cuesta arriba y contra corriente, seguiremos
avanzando. No podrán, pese a todo lo que intenten y hagan detrás de los
ciudadanos, detener una decisión que ya está en marcha: devolver el gobierno a
quien le pertenece: al pueblo. Esa es la razón de ser de la Alianza por
Chiapas, se equivocan los que han querido reducirnos de manera simplista a una
suma de siglas cuando saben que aquí hay una suma de siglos de abandono, de
olvido, de marginación y de pobreza a la que ya hemos decidido poner un hasta
aquí. Desconocen los de enfrente, porque no lo entienden, que la armonía
conjuga lo distinto pero no anula la identidad, ignoran que la actuación de los
diferentes a favor de un bien mayor en realidad lo que hace es
reafirmar sus identidades. Permeados de egoísmo no conciben una práctica
política sensible y generosa. Aunque no los justificamos, los entendemos, son
70 años de corromper los valores de la política, 70 años de codicia aplastante
basada en el principio que respiran y transpiran, el único que realmente han
practicado: primero el poder.
El 20 de agosto los
chiapanecos vamos a ratificar que estamos cansados de vivir a las orillas del
progreso, es tiempo de admitir nuestra realidad disfrazada por los discursos
del gobierno, a los chiapanecos se nos oculta que somos el “sótano del
incipiente progreso nacional, y los inversionistas encuentran cada vez más
complicado realizar aquí sus proyectos de inversión”.
Nos han engañado pero ya no
nos van a engañar más, el gobierno y su partido pasan por su peor crisis de
credibilidad, el lema y los discursos de su candidato al gobierno, son más
saliva que aliento. Ya nadie les cree. Nuestra dolorosa realidad desenmascara a
quienes pretenden vendernos el Chiapas de su demagogia.
Esto no es lo que escogimos,
no nacimos para ser pobres, el subdesarrollo no es, no tiene que ser nuestro
destino. La resignación no será el pan nuestro de cada día. Este 20
de agosto vamos a abrir con nuestros votos las puertas de la esperanza y
haremos pasar por ellas nuevas realidades. Ni un paso atrás. Vamos a
intensificar la lucha y a multiplicar nuestra organización. Por Chiapas, por
nuestros hijos ¡vamos a ganar!
Muchas gracias.