Discurso pronunciado por el Senador Pablo Salazar Mendiguchía, en la toma de protesta como candidato del Partido de la Revolución Democrática a gobernador del Estado.

2/12/2015 06:45:00 a. m. 0 Comments

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas;
30 de octubre de 1999.

Discurso pronunciado por el
Senador Pablo Salazar Mendiguchía,
en la toma de protesta como candidato del
Partido de la Revolución Democrática
a gobernador del Estado.

Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del Partido del Trabajo y del Partido de la Revolución Democrática a la Presidencia de la República

Compañera senadora Amalia García, presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática

Compañero Diputado José Narro Céspedes, miembro de la coordinación general del Partido del Trabajo

Compañero y amigo Amado Avendaño Figueroa, pionero de la nueva lucha democrática en Chiapas.

Señoras y señores legisladores federales y locales

Compañeros y Compañeras Dirigentes del Partido de la Revolución Democrática, del Partido del Trabajo y del Partido Acción Nacional

De las Organizaciones Sociales y de la sociedad civil que hoy nos acompañan

Ciudadanas y ciudadanos todos:

He rendido mi protesta y al hacerlo he asumido un compromiso de honor: representar con fidelidad insobornable la causa de los muchos que aquí claman y reclaman ¡Democracia ya, Patria para todos!

Empeño mi palabra a una recia organización política que por la vía democrática lucha por la felicidad de los mexicanos, la empeño de frente, sin dobleces, con orgullo y con entera resolución. Agradezco la confianza que los militantes del Partido de la Revolución Democrática me entregan y les digo que sabré corresponder en plenitud a ella y que tengo clara conciencia de lo que significa estar al lado de un líder con la integridad, reciedumbre, visión histórica y calidad moral de Cuauhtémoc Cárdenas.

No es la nuestra la causa de unos cuantos que quieren cuotas de poder o que están a la rebatinga de los pedazos de gobierno que nos deje esta administración. No es la nuestra la causa de los que luchan por un reacomodo de fuerzas favorables a sus intereses. Nosotros defendemos y postulamos ideas, ideales, anhelos; las ideas, los ideales, los anhelos, los sueños de una incontrastable mayoría que se cansó de ser muda y se hartó de dirigirse a instituciones ciegas y sordas.

Enarbolamos la causa de los que quieren un cambio democrático de veras. Un cambio que signifique que el pueblo llegue al poder, que lo ejerza, que lo reforme, que lo controle, que le ponga límites, en pocas palabras, que el pueblo mande y mande bien desde el poder.

Chiapas ha sido hasta ahora una entidad donde el poder ha servido a unos cuantos para humillar, para someter, para corromper, donde los gobiernos han servido a corto plazo o sin plazo, donde la Federación se ha despachado con la cuchara grande, donde prácticamente nada ha sido imposible para los intereses de una marcada minoría y por eso es que la energía popular ha desgarrado el frágil tejido social. Si quienes creemos en la democracia no podemos estar  de acuerdo con la vía armada, si quienes creemos en la democracia no queremos que otros crean en la necesidad de las armas, estamos obligados a demostrar perentoriamente, sin más dilaciones, que una nueva política gobernará a Chiapas y reorientará su destino social.

¡A eso me comprometo!
A que la fuerza de la democracia vuelva innecesaria la fuerza de las armas.
A que nadie tenga que exponer su vida para defender sus ideas.
A que nadie tenga que matar o morir por un pedazo de tierra o por un espacio de participación.

A que nadie se vea obligado a apartarse del cauce institucional para hacerse oír.
A que el gran valor de las organizaciones sociales que han sabido  resistir el desprecio, la persecución o la indiferencia del poder público, sea ahora un componente de primer orden en la nueva vida de Chiapas.

Yo reconozco la capacidad de sacrificio de los luchadores sociales que en Chiapas han muerto, han vivido y viven para abrirle campo a otros. Son muchos, muchísimos, y sobre su obra anónima hoy crecen con vigor partidos y organizaciones sociales con nombre propio que harán realidad la plena democracia.

Es una multitud la que en Chiapas ha marchado por el camino de las genuinas reivindicaciones sociales, una multitud cada vez más ancha, más grande, más sólida. Hay en esa multitud un componente con características propias, que viene del fondo de nuestra historia pero al que se ha marginado  del protagonismo de nuestra historia moderna. Sin tutelas estorbosas y sin paternalismos,  digo aquí que me propongo encabezar las justas, las dramáticas, las inaplazables, las viejas aspiraciones de los excluidos de siempre, de los que no han tenido un lugar ni en la vida pública ni en la modernidad.

Hay en esa multitud de chiapanecos una definida mayoría de campesinos que han luchado por la tierra y por el desarrollo productivo sin que hasta ahora hayan revertido las duras condiciones de su existencia.  Con esos campesinos que no tienen tierra o que teniéndola no brincan el círculo de la miseria, con esos campesinos que han logrado sobrevivir a las promesas y  los olvidos del poder, con esos campesinos que han dejado incluso de creer en la tierra, con ellos construiremos una nueva política que haga énfasis en una amplia participación en la que ellos decidan el diseño, programación y ejecución corresponsable de los recursos para el campo, para superar la estrechez con la que hasta ahora hemos encarado sus problemas.

Hay en esa multitud de chiapanecos marginados un agregado social que simboliza mucho de lo poco y de lo mejor que hemos podido hacer en nuestra entidad hasta el día de hoy. Me estoy refiriendo a las mujeres y hombres de nuestro magisterio. Yo mismo vengo de una familia  en la que un maestro y una maestra rurales me enseñaron a conocer Chiapas, a quererlo, a respetarlo, a honrarlo, y por eso me siento aún más comprometido con la lucha democrática de las maestras y de los maestros de mi terruño. Hay en esa multitud de chiapanecos olvidados un grupo variado de artistas, intelectuales, comerciantes, artesanos, cooperativistas, estudiantes, empresarios,  pequeños propietarios, pescadores, amas de casa y, en fin, gente dedicada a las más diversas tareas y que desde hace mucho tiempo ha estado esperando la oportunidad de hablar y contribuir a mejorar su destino.

Mi campaña es para esa gran multitud, y cada uno de los componentes sociales hallará su lugar y su expresión, para que entre todos hagamos la nueva política de los tiempos  nuevos de Chiapas. Pero antes tenemos que lograr lo que esa multitud desposeída no ha podido alcanzar en todo este largo tiempo de dolor y sufrimiento: organizarnos, organizarnos bien, fijar con claridad los objetivos, definir una estrategia de campaña que nos lleve al triunfo y que asegure, por sobre todas las cosas, que nuestra causa, la causa de  esta   gran multitud, será la que llegue al poder y la que establezca sin derramamiento de sangre una nueva fuerza social.

Óigase bien, no dudamos de que vamos a obtener una resonante victoria en la jornada electoral del próximo año. Será una victoria no de la revancha, sino de la reivindicación, será una victoria no  del rencor acumulado, sino de la esperanza renovada, con  cargo a una multitud que hará valer la democracia. Ah, pero eso sí, tenemos que estar preparados para defender con legitimidad nuestro triunfo, por ello una buena parte de la energía de la campaña estará orientada a la formación y capacitación de los cuadros que impedirán el manoseo a la hora definitiva de las urnas.

COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS:

Tengo fuerte el ánimo y está muy arriba mi moral de victoria.
Las cosas  llegan cuando tienen que llegar y ya llegaron para Chiapas .

Quiero gobernar para todos, pero en Chiapas, los pobres son la inmensa mayoría, y ellos están hablando en voz alta y están diciendo que quieren creer aún en las posibilidades de la vía pacífica no para encontrar salidas, sino  para hallar la solución a los añejos y nuevos problemas que oscurecen el horizonte de la entidad.

Me sumaré a esos pobres. Lo haré con todo lo que tengo, mis sueños y mi capacidad  de trabajo, mi entusiasmo y mi fe, mi resolución y mi lealtad, mi experiencia y mi coraje.

Que el Partido de la Revolución Democrática sume su patrimonio político a la causa de este nuevo movimiento social, me compromete doblemente y sabré responder. No hay duda, ganaremos, ganaremos con limpieza , y sabremos defender el triunfo de la gran mayoría.

Así lo aseguramos ante todos ustedes y ante ese ejemplo de  obstinación democrática llamado Cuauhtémoc Cárdenas.

Así lo proclamamos ante las demás fuerzas con las que ya marchamos resueltamente en esta gran alianza.

Así lo postulamos ante las demás organizaciones que vendrán a nutrir este gran  frente popular de lucha electoral.

Aquí hay cabida para toda la gente honrada de Chiapas que aún cree que vale la pena luchar por la paz y por la democracia.

Aquí hay camino, y banderas, y meta para nuestro esfuerzo colectivo.
Aquí hay lugar para la esperanza, ¡nuestro es el porvenir! ¡nuestra y de todos será la victoria!