Discurso pronunciado por el Senador Pablo Salazar Mendiguchía, en la toma de protesta como candidato del Partido de la Revolución Democrática a gobernador del Estado.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas;
30 de octubre de 1999.
Discurso pronunciado por el
Senador Pablo Salazar Mendiguchía,
en la toma de protesta como
candidato del
Partido de la Revolución Democrática
a gobernador del Estado.
Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas,
candidato del Partido del Trabajo y del Partido de la Revolución Democrática a
la Presidencia de la República
Compañera senadora Amalia García,
presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución
Democrática
Compañero Diputado José Narro
Céspedes, miembro de la coordinación general del Partido del Trabajo
Compañero y amigo Amado Avendaño
Figueroa, pionero de la nueva lucha democrática en Chiapas.
Señoras y señores legisladores
federales y locales
Compañeros y Compañeras Dirigentes
del Partido de la Revolución Democrática, del Partido del Trabajo y del Partido
Acción Nacional
De las Organizaciones Sociales y de
la sociedad civil que hoy nos acompañan
Ciudadanas y ciudadanos todos:
He rendido mi protesta y al hacerlo
he asumido un compromiso de honor: representar con fidelidad insobornable la
causa de los muchos que aquí claman y reclaman ¡Democracia ya, Patria para
todos!
Empeño mi palabra a una recia
organización política que por la vía democrática lucha por la felicidad de los
mexicanos, la empeño de frente, sin dobleces, con orgullo y con entera
resolución. Agradezco la confianza que los militantes del Partido de la
Revolución Democrática me entregan y les digo que sabré corresponder en
plenitud a ella y que tengo clara conciencia de lo que significa estar al lado
de un líder con la integridad, reciedumbre, visión histórica y calidad moral de
Cuauhtémoc Cárdenas.
No es la nuestra la causa de unos
cuantos que quieren cuotas de poder o que están a la rebatinga de los pedazos
de gobierno que nos deje esta administración. No es la nuestra la causa de los
que luchan por un reacomodo de fuerzas favorables a sus intereses. Nosotros
defendemos y postulamos ideas, ideales, anhelos; las ideas, los ideales, los
anhelos, los sueños de una incontrastable mayoría que se cansó de ser muda y se
hartó de dirigirse a instituciones ciegas y sordas.
Enarbolamos la causa de los que
quieren un cambio democrático de veras. Un cambio que signifique que el pueblo
llegue al poder, que lo ejerza, que lo reforme, que lo controle, que le ponga
límites, en pocas palabras, que el pueblo mande y mande bien desde el poder.
Chiapas ha sido hasta ahora una
entidad donde el poder ha servido a unos cuantos para humillar, para someter,
para corromper, donde los gobiernos han servido a corto plazo o sin plazo,
donde la Federación se ha despachado con la cuchara grande, donde prácticamente
nada ha sido imposible para los intereses de una marcada minoría y por eso es
que la energía popular ha desgarrado el frágil tejido social. Si quienes
creemos en la democracia no podemos estar
de acuerdo con la vía armada, si quienes creemos en la democracia no
queremos que otros crean en la necesidad de las armas, estamos obligados a
demostrar perentoriamente, sin más dilaciones, que una nueva política gobernará
a Chiapas y reorientará su destino social.
¡A eso me comprometo!
A que la fuerza de la democracia
vuelva innecesaria la fuerza de las armas.
A que nadie tenga que exponer su
vida para defender sus ideas.
A que nadie tenga que matar o morir
por un pedazo de tierra o por un espacio de participación.
A que nadie se vea obligado a
apartarse del cauce institucional para hacerse oír.
A que el gran valor de las
organizaciones sociales que han sabido
resistir el desprecio, la persecución o la indiferencia del poder
público, sea ahora un componente de primer orden en la nueva vida de Chiapas.
Yo reconozco la capacidad de
sacrificio de los luchadores sociales que en Chiapas han muerto, han vivido y
viven para abrirle campo a otros. Son muchos, muchísimos, y sobre su obra
anónima hoy crecen con vigor partidos y organizaciones sociales con nombre
propio que harán realidad la plena democracia.
Es una multitud la que en Chiapas ha
marchado por el camino de las genuinas reivindicaciones sociales, una multitud
cada vez más ancha, más grande, más sólida. Hay en esa multitud un componente
con características propias, que viene del fondo de nuestra historia pero al
que se ha marginado del protagonismo de
nuestra historia moderna. Sin tutelas estorbosas y sin paternalismos, digo aquí que me propongo encabezar las
justas, las dramáticas, las inaplazables, las viejas aspiraciones de los
excluidos de siempre, de los que no han tenido un lugar ni en la vida pública
ni en la modernidad.
Hay en esa multitud de chiapanecos
una definida mayoría de campesinos que han luchado por la tierra y por el
desarrollo productivo sin que hasta ahora hayan revertido las duras condiciones
de su existencia. Con esos campesinos
que no tienen tierra o que teniéndola no brincan el círculo de la miseria, con
esos campesinos que han logrado sobrevivir a las promesas y los olvidos del poder, con esos campesinos
que han dejado incluso de creer en la tierra, con ellos construiremos una nueva
política que haga énfasis en una amplia participación en la que ellos decidan
el diseño, programación y ejecución corresponsable de los recursos para el
campo, para superar la estrechez con la que hasta ahora hemos encarado sus
problemas.
Hay en esa multitud de chiapanecos
marginados un agregado social que simboliza mucho de lo poco y de lo mejor que
hemos podido hacer en nuestra entidad hasta el día de hoy. Me estoy refiriendo
a las mujeres y hombres de nuestro magisterio. Yo mismo vengo de una
familia en la que un maestro y una
maestra rurales me enseñaron a conocer Chiapas, a quererlo, a respetarlo, a
honrarlo, y por eso me siento aún más comprometido con la lucha democrática de
las maestras y de los maestros de mi terruño. Hay en esa multitud de
chiapanecos olvidados un grupo variado de artistas, intelectuales,
comerciantes, artesanos, cooperativistas, estudiantes, empresarios, pequeños propietarios, pescadores, amas de
casa y, en fin, gente dedicada a las más diversas tareas y que desde hace mucho
tiempo ha estado esperando la oportunidad de hablar y contribuir a mejorar su
destino.
Mi campaña es para esa gran
multitud, y cada uno de los componentes sociales hallará su lugar y su
expresión, para que entre todos hagamos la nueva política de los tiempos nuevos de Chiapas. Pero antes tenemos que
lograr lo que esa multitud desposeída no ha podido alcanzar en todo este largo
tiempo de dolor y sufrimiento: organizarnos, organizarnos bien, fijar con
claridad los objetivos, definir una estrategia de campaña que nos lleve al
triunfo y que asegure, por sobre todas las cosas, que nuestra causa, la causa
de esta
gran multitud, será la que llegue al poder y la que establezca sin
derramamiento de sangre una nueva fuerza social.
Óigase bien, no dudamos de que vamos
a obtener una resonante victoria en la jornada electoral del próximo año. Será
una victoria no de la revancha, sino de la reivindicación, será una victoria
no del rencor acumulado, sino de la
esperanza renovada, con cargo a una
multitud que hará valer la democracia. Ah, pero eso sí, tenemos que estar
preparados para defender con legitimidad nuestro triunfo, por ello una buena
parte de la energía de la campaña estará orientada a la formación y
capacitación de los cuadros que impedirán el manoseo a la hora definitiva de
las urnas.
COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS:
Tengo fuerte el ánimo y está muy arriba
mi moral de victoria.
Las cosas llegan cuando tienen que llegar y ya llegaron
para Chiapas .
Quiero gobernar para todos, pero en
Chiapas, los pobres son la inmensa mayoría, y ellos están hablando en voz alta
y están diciendo que quieren creer aún en las posibilidades de la vía pacífica
no para encontrar salidas, sino para
hallar la solución a los añejos y nuevos problemas que oscurecen el horizonte
de la entidad.
Me sumaré a esos pobres. Lo haré con
todo lo que tengo, mis sueños y mi capacidad
de trabajo, mi entusiasmo y mi fe, mi resolución y mi lealtad, mi
experiencia y mi coraje.
Que el Partido de la Revolución
Democrática sume su patrimonio político a la causa de este nuevo movimiento
social, me compromete doblemente y sabré responder. No hay duda, ganaremos,
ganaremos con limpieza , y sabremos defender el triunfo de la gran mayoría.
Así lo aseguramos ante todos ustedes
y ante ese ejemplo de obstinación
democrática llamado Cuauhtémoc Cárdenas.
Así lo proclamamos ante las demás
fuerzas con las que ya marchamos resueltamente en esta gran alianza.
Así lo postulamos ante las demás
organizaciones que vendrán a nutrir este gran
frente popular de lucha electoral.
Aquí hay cabida para toda la gente
honrada de Chiapas que aún cree que vale la pena luchar por la paz y por la
democracia.
Aquí hay camino, y banderas, y meta
para nuestro esfuerzo colectivo.
Aquí hay lugar para la esperanza,
¡nuestro es el porvenir! ¡nuestra y de todos será la victoria!